Como he contado en otras ocasiones, el cine de mi infancia es cine de sesión continua, entrábamos a las 16 de la tarde y podíamos estar hasta que acababa el pase viendo sin parar las mismas películas sin que nadie nos dijera nada (aunque normalmente, el adulto que me acompañaba terminaba cansado de asistir a una especie de bucle filmográfico y te cogía de la manga para hacerte salir del ensimismamiento para decir que nos marchábamos, que aquella parte ya la habíamos visto dos veces, y que ni una más). Aquel día primero daban "La montaña embrujada", aquella película que hablaba de dos hermanos con cierto aire paranormal que recuerdan con frecuencia una montaña y un naufragio. La había visto ya un par de veces, y estaba deseando que apareciera la institutriz más divertida del mundo.
Me atrapó desde el primer momento: era una chica dulce, simpática, con cierto aire brujeril pero sin excederse, nadie podía sospechar que ordenara habitaciones a golpe de chasquido de dedos. Tenía una cara muy linda e incluso su vestimenta, de la época victoriana, era "chic", con aquel sombrero y aquel bolso imposibles. Cantaba precioso, conseguía ser amiga de todo el mundo, incluso de los deshollinadores, y cuando se trataba de salir a pasear era capaz de llevarte incluso a un paraje de dibujos animados. Julie Andrews me impactó muchísimo, (¿Cómo no iba a hacerlo?, me pregunto incluso hoy en día) porque era eficaz y dulce, responsable y divertida, guapa, respetable y encantadora. Tenía la dosis justa de todos los calificativos posibles para describir a una mujer perfecta, y yo me quedé prendada incondicionalmente.
Después de muchos tiempo, en el año 2004, compré el DVD conmemorativo de los 40 años de su estreno y he intentado sin éxito que mis dos hijos la vean conmigo. Me pasa un poco como con el libro de Pandora, que empezamos los tres juntos y acabo yo sola emocionada con los recuerdos de niñez mientras ellos me abandonan demostrándome, una vez más, que mi infancia es mi infancia y mis recuerdos no pueden ser los de mis hijos, porque ellos también tendrán tardes memorables para recordar cuando sean mayores.
De cualquier modo, me encantaría saber que Mary Poppins ha vuelto, como dicen por ahí.
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