viernes, 27 de diciembre de 2013

LA RADIO DE MI INFANCIA

Los días no festivos de las vacaciones de Navidad eran algo así como islas de normalidad entre las jornadas de locura que suponen la Nochebuena, la Navidad o el Año Nuevo. Yo me despertaba con el sonsonete de la radio, que desde primera hora de la mañana acompañaba las tareas domésticas de mi abuela y de las de todas las vecinas que resonaban por el patio de luces a pesar de las ventanas y balcones cerrados.

En casa se escuchaba a un señor algo histriónico, que salía de los estereotipos del locutor al uso, que siempre parecían tan correctos, tan comedidos, tan serios... Este locutor era espontaneo, gritaba, cantaba, recitaba e interrumpía la música que él mismo escogía; hablaba con las señoras en el mercado, les regalaba cosas, y yo me quedaba obnubilada con aquella nueva manera de hacer radio y de tratar a la audiencia. Era el maravilloso Luis Arribas Castro, el "Don Pollo" que revolucionó en los años 70 a toda una generación de radioyentes que habían crecido junto a los discos dedicados, las novelas, el teatro radiofónico y las "Felicitación, felicitación, felicitaciones".

Mi abuela igual escuchaba a "Encarna de noche" de madrugada (ella le llamaba "Encarnita", como si la conociera de toda la vida), a Elena Francis por la tarde o a Arribas Castro por la mañana, pero tengo que reconocer que algunas veces, mientras me servía las sopas de café con leche del desayuno me confesaba, medio escandalizada medio divertida, que Arribas Castro le ponía algo nerviosa.

Fuera como fuese, aquella era la banda sonora de los días de vacaciones de mi infancia, cuando los días no eran festivos y una cierta rutina se adueñaba de las tareas de la casa, de los quehaceres habituales de mi abuela Isabel. Aquel delicioso loco de las ondas puso patas arriba el panorama radiofónico de miles de personas que no comprendían su día a día sin la calidez del transistor, un transistor que les contaba vidas tan cotidianas como las suyas desde otra realidad.
Me enganché a Arribas Castro y a sus excesos con devoción, y todavía ahora encuentro algún archivo sonoro por internet y se me ponen los pelos de punta al recordar los maravillosos momentos que viví junto a él.

¡Feliz día no festivo!

Fuente de la imagen: http://tonimascaroradio.files.wordpress.com




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