En mi ciudad, cuando yo era pequeña, había dos parques de atracciones: el del Tibidabo y el parque de atracciones de Montjuic. El del Tibidabo, todavía en activo y con muy buena salud, tenía el inconveniente de que había que hacer una verdadera excursión para llegar hasta allí, sobre todo viviendo en un barrio de la zona sur, como es mi caso. En cambio, el parque de atracciones de Montjuic era relativamente accesible para toda la familia con un buen servicio de autobuses que te dejaban en la puerta. Quizá por eso, porque era más familiar, menos elitista, tenía fama de que había peor ambiente, sobre todo en la zona de los autos de choque. Siempre me pregunto qué deben tener los autos de choque para provocar esa aglomeración de personajes de novela de Juan Marsé, porque esto acostumbra a pasar igual en los parques de atracciones que en las ferias itinerantes que van por los pueblos.
Detalles aparte, casi siempre a finales de las vacaciones de verano, cuando ya habíamos vuelto del veraneo, mi padre un día anunciaba que había ahorrado dinero durante todo el año para llevarnos a Montjuic a pasar la tarde. Las últimas veces que fui con mis padres, antes de empezar a tener edad para ir sola con amigos, el dinero que había acumulado durante el año provenía de lo que se ahorraba en tabaco, así que todavía tenía más valor: después de años y años de humear como una chimenea paquetes de "Rex", "Sombra" y "46" mi padre dejó de fumar y decidió guardar cada día el dinero que se ahorraba en una cajita de latón que tenía en la mesita de noche, junto a los compases, los pañuelos y un libro sobre "Conjuntos de Euler Venn, matemática moderna" que nunca entendí qué hacía alli.
Hoy tengo el día disperso, me voy por caminos laterales que me desvían del tema principal. Volvamos al
cauce. El día que mi padre anunciaba que aquel día si, que nos íbamos a Montjuic, un escalofrío de placer recorría mi espalda, me iba corriendo a buscar la ropa más cómoda (pero bonita) que tenía y unas sandalias que me permitieran ir fresquita sin perder pie. Lamento decir que recuerdo bien poca cosa de aquellas instalaciones: el barco del Misisippi, los autos de choque, la noria y el látigo. En cambio, recuerdo perfectamente el olor de frankfurt del bar de la ballena (que hacía de barra), o el ambiente que se respiraba alrededor del teatro cuando había actuación. Intentando refrescar la memoria, he visto las celebridades que aparecían en aquellas instalaciones y parecen todos salidos de un capítulo de "Verano Azul": Bigote Arrocet, Pepe Darrosa, Bordón 4...La "casposidad" hecha artistas, en una época en que las celebridades se generaban en "Un, dos, tres... responda otra vez" o en los programas de Jose Mª Iñigo y Carmen Maura. Como os digo, he hecho prospección entre las imágenes de internet y el teatro me parece lo más deprimente de todo: con aquel escenario de color amarillo y morado, aquellas gradas de plástico que se quemaban al sol....
Después, cuando lo cerraron, se hicieron cientos de fotos y reportajes sobre su abandono y demolición y es verdad que no hay nada más escalofriante que un parque de atracciones abandonado (¿Quizá un payaso muerto?) porque algunas fotografías hielan la sangre, son propias de un escenario de terror. Os dejo alguna de ellas por si queréis pasar mala noche.
Hoy día los terrenos del Parque de Atracciones están ocupadas por el Parque Joan Brossa. Ya no tienen aquel aire decadente de fiesta continua, pero todavía quedan vestigios de lo que fue. Entre las páginas que he visitado, he encontrado esto donde hay una información extensísima de lo que fue en su momento. En su página de Facebook cuelgan fotos de vestigios del antiguo parque que todavía hoy se pueden encontrar. Es una delicia ver la cantidad de información que se publica todavía sobre ello. Es el mejor indicio de que el Parque de atracciones de Montjuic seguirá vivo en el recuerdo de muchos nostálgicos como yo. Siento mucha melancolía de aquellos maravillosos días marcados en rojo en el calendario de mi niñez, cuando parecía que íbamos a ser felices para siempre.
Fuente de las imágenes: http://www.achus.biz/montjuic/
Y cuando creíamos que la vida iba a ser una montaña rusa siempre de bajada y siempre entre risas, qué tiempos y cuantas emociones habremos dejado unos cuantos en ese parque de atracciones..
ResponderEliminarCuando nos hacemos mayores nos damos cuenta de que hay días de subida y días de bajada, y tenemos que aprender a valorarlos todos.
EliminarTe agradezco el comentario, me ha encantado encontrarte por aquí.
Un abrazo