Si algo me conmueve de Internet es la capacidad que tiene de hacerte comprender que no estás solo, que no eres un espécimen raro porque recuerdes cosas que los demás no recuerdan.
Uno de los cuentos que marcó mi infancia pertenecía una enciclopedia llamada "El mundo de los niños". El tomo número 3 estaba dedicado a cuentos y de todo el mundo y yo podía pasarme horas leyéndolos, aunque había uno que me emocionaba particularmente: se llamaba
"Nils Karlson el enanito" y narraba la historia de un niño sueco que se quedaba solo en casa mientras sus padres marchaban a trabajar. Su hermana había muerto hacía poco, estaba muy triste y un día descubrió que tenía un "inquilino" bajo la cama. El enanito Nils le mostró la manera de volverse pequeño tocando un clavo que se encontraba en la puerta de su escondite, si se pronuncia la palabra "
Killevipen".
Durante años estuve buscando alguien que conociera el cuento en cuestión pero la gente me miraba sorprendida, esperando que les hablara de "Caperucita", "La Bella Durmiente" o, en un derroche de innovación, de "Rapunzel". Hace algún tiempo y sin demasiadas esperanzas, tecleé la palabra "Killevipen" en el buscador y me quedé atónita al descubrir la cantidad de personas que habían quedado enganchadas emocionalmente al relato igual que me había pasado a mí.
Todavía hoy, cuando encuentro un clavo que me parece que cumple las condiciones apropiadas, lo toco suavemente, cierro los ojos y digo muy bajito "Killevipen". De momento no he conseguido mi cometido pero prometo informaros si se produce algún cambio...
¡Felices fantasías!
Fuente de la foto:
http://www.priceminister.es